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La pandemia se come a los restaurantes y bares en Barranquilla

Por: Paola García, Luis Hernán, Ramiro Padilla y Alejandro Rosales.

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La Troja permanece cerrada durante la cuarentena.

Impacto plasmado en cifras

En la Cámara de Comercio de Barranquilla hay 3.950 establecimientos gastronómicos registrados que generan 75.000 empleos. De acuerdo con Magdi Montero, Directora Ejecutiva de Acodres  (Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica), de esa cifra 97 razones sociales están afiliadas a ellos, lo que equivale a 290 afiliados. De estos restaurantes  únicamente  el 20 % está operando a domicilio.

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Entre los afiliados a Acodres se encuentra el grupo Trifase, compuesto por Buffalo Grill, Varadero, Zona 4, el grupo Hot Favorite Pizza (Hot Pizza y el Punto Múltiple del Sabor), los restaurantes de los Hoteles Estelar, Wyndam, Atrium y Pradomar. También se encuentran las cadenas Creppes & Waflles, Piko Riko, y restaurantes como El Celler, Cocina 33, Jardines de Confucio, La Gran Paella, Palenque, Narco Bollo, Pepe Anca, Heladería Americana, entre otros.

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Para este sector de la economía, uno de los más golpeados en la ciudad, las medidas económicas que hasta la fecha ha implementado el Gobierno Nacional no sirven, por lo que están solicitando con urgencia quedar exentos de IVA, aplazar el Impuesto a la Renta y apoyo para subsidiar la nómina. También hacen un llamado de urgencia a la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas) y arrendadores independientes para congelar los cánones de arrendamiento.

  

En la segunda medición sobre el impacto económico del COVID- 19 realizada por Acodres, se evidencio que 22 mil restaurantes de los 90 mil que hay en el país, cerraron sus puertas por falta de recursos para sostener la nómina, arriendo y servicios públicos. En el país el 24% de los restaurantes han cerrado definitivamente y sólo el 20% del sector opera a domicilio.

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Según Guillermo Henrique Gómez, presidente de Acodres, el 24 % del total de la industria, entre formales e informales, se encuentra paralizada. Esto se traduce en la pérdida de más de 120.000 empleos formales.

 

Más grave aún es que las ventas no llegan al 12% del total registrado antes de la emergencia. “A domicilio solo está trabajando el 20% de los restaurantes que son los que ya sabían hacerlo. La mayoría está trabajando a pérdidas y recibiendo solo el 10% de las ventas de lo que reciben normalmente”.

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En Barranquilla los restaurantes y bares también han visto afectada sus materias primas tanto de alimentos como de licor.

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Las ventas a domicilio en estos momentos se encuentran más competidas que antes. Esto gracias a las estrategias de descuentos y promociones para incentivarlas, lo que se encuentra “canibalizando” aún más este sector.

 

“Nosotros consideramos que esos son mecanismos temporales de supervivencia, pero cuando volvamos abrir y cuando se permita el Take-out, esperamos que esto se corrija un poco. No es regalar la comida sino garantizar la calidad y eso corresponde a unos precios determinados” sostuvo el presidente de Acodres.

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El sector  se encuentra trabajando en un protocolo de bioseguridad para reabrir las puertas, lo que le permitiría trabajar con el 25 % de la capacidad instalada de sus establecimientos. Esta medida, aunque es esperanzadora, reduciría los ingresos posibles de una manera importante.

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Barranquilla representa un 7% del total de 50 mil bares y discotecas que existen en el país.  Asobares, el gremio que representa a 2.500 bares, en su más reciente encuesta indico que el 23% considera que van entregar sus locales.  Por otro lado, presentó una propuesta al Gobierno Nacional para una reapertura gradual.

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Se estima que el 50% de los afiliados a Asonocturnos, otra agremiación, no volverá a abrir después del confinamiento obligatorio.  En cada establecimiento trabajan entre 3 y 10 personas así que el impacto en el empleo será altísimo. Al igual que el gremio gastronómico, Asobares ha solicitado al Gobierno Nacional ayuda para el congelamiento de los cánones de arriendo que es el costo fijo que más está afectando al sector.

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La última encuesta realizada por la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), entre el 21 y 25 de abril, proyectó una profunda incertidumbre sobre el pago de las nóminas en los establecimientos que permanecen cerrados. De acuerdo con la encuesta, el 32% de los consultados no sabe cómo va a pagarla, así como otros gastos fijos.  El 38% está tratando de obtener un préstamo ordinario para poder pagar y un 18% acudirá a recursos propios. Solo el 6% tuvo acceso a las líneas de emergencia del Gobierno y un 5% hará un sobregiro. Un 1% usará un fondo de imprevistos.

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Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, recalca que el 38% de las empresas encuestadas está pensando en cerrar o acogerse a la ley de insolvencia. Cabal además hace un llamado al Gobierno Nacional y a los mandatarios locales para ponerse de acuerdo con la reapertura gradual con todos los protocolos de bioseguridad.

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La Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico, si bien han conseguido ayuda para el acceso a créditos blandos, aún no tienen una política específica para estos sectores. 

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Juan Pablo Liévano, Superintendente de Sociedades,  dice que a la fecha no ha habido un incremento en las solicitudes  de procesos de reorganización o liquidación en comparación al año pasado. Este año van un 20-30% por debajo de las solicitudes por mes que eran 100 aproximadamente.  Esta situación se debe al aislamiento preventivo. 

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“No hay una avalancha porque el aislamiento limita el trabajo y algunos necesitan asesores”, sostuvo el Superintendente.  Además, agrega, el proceso de insolvencia requiere tiempo y no es inmediato, aunque existe una incapacidad de pago.

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La Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), es clara al asegurar que el 60% de sus afiliados han tenido una reducción en el 80% de sus ventas, y que el canon de arrendamiento es lo que más pesa en sus gastos fijos.

 

Por cada 100 mipymes solo 38 han logrado llegar a un acuerdo con sus arrendatarios.  Es por esta razón que las propuestas enviadas al gobierno por este gremio también van encaminadas a buscar soluciones en el  tema de los arrendamientos.  Si bien el Gobierno Nacional a través del Decreto 579 de 2020,  invito a que el dueño del inmueble y el inquilino hicieran acuerdos por los impactos de la pandemia, está por verse si estas medidas pueden ayudar a salvar el sector. 

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Así como las nuevas medidas económicas decretadas por el gobierno a través del decreto 639 del 8 de mayo de 2020, que subsidia la nómina, los comerciantes no creen que esto los salve de la debacle.

Burger Jam cerraría en 2 meses

Carlos Hernández es uno de los dueños del restaurante de hamburguesas Burger Jam, ubicado en la plaza de comidas del centro comercial Mall Plaza. El negocio fue inaugurado a principios de noviembre de 2019.

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Burger Jam tiene una cocina alterna, donde reciben pedidos a domicilio a través de la plataforma Rappi, de la cual son exclusivos y forman parte desde dos meses antes de abrir físicamente en el centro comercial. El arriendo de ambos puntos les representa a los dueños un costo de 8'500.000 pesos al mes.

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Con la pandemia del coronavirus y las medidas de cuarentena los ingresos de Burger Jam se han disminuido. Antes facturaban mensualmente un promedio de 60 millones de pesos, ahora se encuentran entre los 2 o 3 millones aproximadamente, es decir que sus ventas han caído más de un 90%. Como efecto dominó, también los empleados se vieron afectados debido a que el restaurante tuvo que prescindir de la mayoría de ellos.

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“Teníamos 8 empleados contratados por prestación de servicio a través de un tercero. Ahora solamente tenemos a un empleado” comentó Carlos Hernández.

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Además, los dueños que ejercen de administradores y financieros, contaban con un salario estipulado. Con la situación actual tuvieron que renunciar a ese sueldo. En consecuencia, Burger Jam pasó de gastar 16 millones de pesos en salarios de sus empleados a gastar tan solo un salario mínimo (980.657 pesos) más prestaciones. 

Carlos Hernández sobre las herramientas que brinda el Gobierno.

Carlos Hernández explica por qué cerrarían en dos meses.

Pailas no aplica para los auxilios

Beatriz Saumeth sobre los auxilios del Gobierno.

Beatriz Saumeth sobre la supervivencia de Pailas Restaurante.

Beatriz Saumeth es una de las dueñas de Pailas, un restaurante de comida paisa y tradicional ubicado en la carrera 43 #84-124, el cual funciona desde el 13 de septiembre de 2019.

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Pailas cuenta con un único local, cuyo costo mensual es de 7 millones de pesos en arriendo. Con la pandemia del coronavirus y las medidas de cuarentena los ingresos han decrecido. Antes de esta situación, los días que más clientes llegaban al restaurante eran los viernes, sábados y domingos entre 11 de la mañana y 4 de la tarde.

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Actualmente la mayor cantidad de clientes se refleja los domingos de 11 de la mañana a 2 de la tarde a través de pedidos a domicilio. Los dueños reconocen que apenas se están adaptando a este tipo de servicio. Solo desde el 23 de marzo de este año se encuentran en la plataforma IFood.

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Pailas facturaba mensualmente una cantidad de 60 millones de pesos, con la crisis actual pasaron a 18 millones aproximadamente.

 

Como consecuencia de esto han tenido que prescindir de 8 empleados de 17 que tenían, que en su mayoría meseros y ayudantes de cocina. En salarios el restaurante pasó de gastar de 15 de 8 millones de pesos mensuales.

La estación y La Troja: más deudas que música

Edwin Guayacán Madera y Nelson Fontalvo son los propietarios de los estaderos de música salsa y africana más exitosos de Barranquilla. La Troja, en la carrera 44 con calle 79 y La Estación, en el sector conocido como la 8, han sabido cultivar durante décadas una numerosa clientela que cada fin de semana escucha música, baila y consumen grandes cantidades de licor y comida. Además, los dos lugares fueron declarados patrimonios culturales y musicales del Distrito.

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Ambos negocios hoy están vacíos. Un eco que rebota en sus paredes remplazó el Bestial Sonido de Richie Ray y Bobby Cruz desde que el Gobierno Nacional decretó el aislamiento obligatorio para contener la propagación de la COVID-19.

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Pasado un mes, ambos coinciden en que no dan para más, están quebrados y ya no tienen para seguir pagando los salarios de sus empleados.

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Madera, incluso, se encuentra haciendo los trámites jurídicos ante el Ministerio de Trabajo para declararse oficialmente en quiebra y poder, supuestamente, tener más ayudas y solicitar créditos a la banca para “mantener la canoa a flote”.

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Fontalvo aún no sabe qué hará y no lo apena decirlo. El jueves 30 de mayo pagó la última quincena “que podía pagar”, y eso, apenas el 70% de lo que acostumbraban a recibir sus 28 empleados. En promedio ganaban entre $1.500.000 y $1.700.000 con las propinas.

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“De aquí para adelante la cosa se está poniendo más dificultosa. Vamos a ver cómo hacemos para resolver ese problema, porque yo me quedé sin plata. Nadie sabe sobre la gotera de la casa ajena.  Yo les comenté la situación a mis empleados, fui sincero. Ellos me sugirieron hacer una Estacionatón, pero yo no estuve de acuerdo. Lo único cierto es que tenemos que reinventarnos”.

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Fontalvo recalca que “hasta ahora no se han sentido las ayudas del Gobierno”. “No sé cómo piensa el Presidente que vamos a pagar los créditos a los bancos, con qué pagaremos los intereses. Además, de llegarse a dar solo se cubrirían dos o tres meses, pero, de ahí en adelante cómo haremos si supuestamente esto va hasta el otro año”, pregunta.

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El comerciante barranquillero reconoce también que no se ha acercado a los bancos a solicitar los préstamos, pero que con la experiencia de amigos del gremio que sí lo han hecho, le basta para saber que no tendría chance de conseguirlos.

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Jorge Barrios, presidente de Asonocturnos, organización que agremia 85 lugares que ofrecen divertimiento en la ciudad, como La Troja y La Estación, aseguró que en el inicio de mayo la mitad de sus afiliados le manifestaron que ya están quebrados y decidieron cerrar con o sin pandemia. Esto, sin duda, deja en el aire a cientos de familias en la ciudad que dependían directa e indirectamente de que funcionaran.

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Por lo pronto Madera y Fontalvo creen firmemente en que superarán el aluvión del coronavirus y la crisis económica mundial sin precedentes que arrastra. En la reinvención, coinciden, está la nota mágica que hasta este momento suena descoordinada y sin sabor.

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Edwin Guayacan Madera, La Troja.

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Nelson Fontalvo, La Estación.

En Bourbon ya no hay rock, solo 2x1

Jack Daniel’s, cerveza, picadas, rock en vivo y gente con ganas de rumbear. Ese era el ambiente en Bourbon St de la carrera 53 con  calle 79 una semana antes de que la debacle del nuevo coronavirus copara todo en el país.

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Presente en Barranquilla desde 2011, este establecimiento se había convertido en el refugio nocturno de rockeros de la ciudad, extranjeros y músicos que allí sonaban. La crisis en pocas semanas le bajó el volumen a todo.

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Su propietario, Ricardo Orrego, llegó de Bogotá a esta esquina del Caribe a comenzar de nuevo y lo estaba logrando, pero esa es otra historia.

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Es realista y sincero en el análisis de la situación. Tuvo que suspender los contratos de los 30 empleados que tenía, incluidos meseros, bartenders y cocineros y que laboraban en la sede de la carrera 53, y la que acababa de abrir en el Centro Comercial Mallplaza Buenavista. Esta no tenía ni seis meses.

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Desde la primera semana de mayo empezó a llamar a sus empleados en turnos de cinco (que ellos mismos escogen) para vender comida a domicilio 2x1 en toda la carta y licores a precio de supermercado.

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“Tigre, si yo puedo ajustar los gastos sería una maravilla, pero si llego a un 10% con los domicilios sería mucho, vamos a ver cómo nos va”.

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Mover las facturas de licor que están por pagar, cancelar las deudas de servicios públicos, (que no dejan de cobrar) y ayudar con un ingreso, así sea poco, a su personal que quedó en el aire son las metas a corto plazo de Bourbon St.

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A largo plazo el futuro es nublado y el camino tortuoso. Como a muchos otros empresarios los bancos simplemente se negaron a prestarle. A duras penas le aplazaron por tres meses el crédito que ya tenía, “pero los intereses siguen corriendo”. Con los dueños de los inmuebles donde operan están en conversaciones y parece que llegarán a un arreglo justo.

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La voz de Ricardo Orrego no pierde su timbre de caballero, aún tiene ánimo de reserva, él sabe que la carrera contra la pandemia y sus estragos económicos es larga, de resistencia. Eso sí, cuando se le pregunta por las ayudas anunciadas por el Gobierno, prefiere guardar silencio.

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Rebusque e inestabilidad: El drama de los bartenders en Barranquilla

Las restricciones que se tomaron para prevenir los efectos del coronavirus en la salud local sigue acumulando víctimas. Barranquilla, una ciudad caracterizada por su música, baile y vida nocturna, recibió un golpe contundente a su economía con el cierre de restaurantes y bares.

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Los dueños, meseros, cocineros, personal de seguridad y domiciliaros son algunos de los que más han sentido el cierre de sus lugares de trabajo. Entre ellos se esconde una labor fundamental, sobre todo para los bares, que no suele ser muy recordada: el bartender.

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El conocimiento y la picardía para mezclar bebidas y que éstas resulten en deliciosos cocteles es una función vital para los restaurantes y establecimientos nocturnos. Este gremio en Barranquilla, ahora mismo, se encuentra abandonado a su suerte, en modo supervivencia.

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José Tovar, dueño y fundador de El Alquimista Bartenders, primera escuela especializada en capacitación de estos profesionales de la coctelería en Barranquilla, es una voz autorizada para hablar de las dificultades que vive él y sus colegas.

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“La situación es gravísima. Hay cierres masivos y muchos despidos. Actualmente no hay cómo trabajar en un bar de la ciudad”. Tovar hace ocho años disfruta de enseñar en su escuela.

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José Tovar, fundador de El Alquimista Bartenders.

Uno de los mayores problemas de este gremio es la informalidad contractual a la hora de laborar. Muchos bares de la ciudad, como el mismo Tovar confiesa, no contratan formalmente a sus bartenders y por eso, en estos momentos, se encuentran sin  ningún tipo de ingreso o ayuda. “Algunos lugares contratan bartenders de manera informal. Lo llaman le explican y listo, se les paga por noche, sin contrato ni nada”, contó uno de los pioneros de esta labor.

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Según sus cuentas, una persona sin mucha experiencia laboral puede llegar a ganar entre 35.000 y 45.000 pesos por noche. Uno capacitado y con referencias profesionales estaría, como lo cuenta, devengando entre 85.000 y 110.000 pesos por noche.

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También existe un grupo de bartenders, de hoteles y bares, que sí cuentan con contrato formal y pueden tener un sueldo, sin propinas, de un millón trescientos mil pesos mensuales trabajando de jueves a domingo. 

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La situación no es ajena a Tovar. Pese a ser uno de los más reconocidos en su labor, el cierre de bares, restaurantes y hoteles, puntos clave para ejercer la profesión, ha mermado el ingreso económico para él y su familia. Sus actividades económicas mutaron. Ahora mismo no se gana la vida como bartender, sino del rebusque en otras facetas.

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En la disputa por recibir alguna ayuda gubernamental, Asobares ha representado a sus agremiados sin ningún éxito. “Ellos pasaron una propuesta al Gobierno pero fue rechazada. Estamos muy abandonados  y duele porque parece que no somos relevantes”, aseguró Tovar.

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Sin la exposición social que ir a un bar tiene, el dinero que entra ha disminuido sustancialmente. El grueso de las ganancias obtenidas se debe a las experiencias de los clientes, quienes por la coyuntura no pueden asistir a estos lugares.

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Es por eso que el mecanismo de domicilios pierde su utilidad para los bares. La solución de ‘Cocteles To Go’ ha sido una de las invenciones que los bartenders buscaron. “Se rebuscan el día a día vendiendo cocteles por domicilio porque no hay de otra”, contó José con una voz melancólica.

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Cifras exactas no maneja, pero se atreve a afirmar que en su grupo de 87 bartenders, 70 se encuentran trabajando en oficios distintos.

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Por lo pronto, Tovar no cede ante las adversidades y acepta que la solución deben proponerla ellos “y no esperar que llegue sola”. Confía en que el gremio en Barranquilla se mantendrá unido, y con fuerza saldrán adelante.

Por: Paola García, Luis Hernán, Ramiro Padilla y Alejandro Rosales.

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